Conocer la historia de Nasty Gal es adentrarse en la vida de Sophia Amorouso, una mujer que abandonó la universidad, tuvo problemas con la ley y decidió crear una tienda online. Hoy, su imperio de moda vale más de 100 millones de dólares.

 

 

Esta reconocida tienda enfocada principalmente en mujeres jóvenes, ha logrado generar un nuevo concepto de moda online que traspasa cualquier barrera cultural.

 

 

Sophia Amorouso, fundadora y actual CEO de Nasty Gal, comenzó su negocio con sólo 22 años. Tras abandonar la universidad, decidió mudarse con su tía a San Francisco para buscar un trabajo. Al llegar, descubrió que sufría de una hernia, lo que la obligó a generar dinero de alguna otra forma para sustentar su tratamiento médico. Consiguió un puesto en una academia de arte como encargada de recepción, sin embargo, este trabajo no le proporcionaba ningún tipo de satisfacción. Amparada en su gusto por la moda, decidió poner en funcionamiento una página en eBay en donde vendía ropa vintage, llamada Nasty Gal, (inspirada en una canción de la cantante Bette Davis).

 

 

Su tienda comenzó a crecer y a hacerse conocida, pero debido a algunas disputas con otros vendedores, Amorouso decidió abandonar la plataforma, a pesar de tener una ventaja frente a sus competidores. Sophia se enfocó siempre en la comunicación directa con sus clientes, lo que le permitió crear un tipo de atención que generó un alto nivel de fidelización por parte de ellos. Gracias a esto, logró tener la confianza para crear su propio dominio: www.nastygal.com.

 

 

La idea detrás de la marca se basa principalmente en ofrecer a sus clientes ropa vintage a precios accesibles. Estas prendas provenían de diferentes ferias y mercados e incluso algunas pertenecían a grandes marcas tales como Versace o Gucci. Otras, en tanto, no eran de ninguna marca en especial, sino que personificaban el concepto detrás de Nasty Gal. La ropa debía reflejar a una mujer sexy, atrevida, divertida y salvaje.

 

El negocio continuó creciendo y en 2012 la empresa Index Ventures invirtió en ella cerca de 50 millones de dólares. Hoy, su imperio de ropa vale ya más de 100 millones de dólares y cuenta con más de 350 empleados en sus oficinas, que se encuentran en el centro de Los Ángeles.

 

Nasty Gal fue una de las primeras empresas en explorar el poder que tienen las redes sociales para conectar con sus clientes y vender un producto. “No importa a quién contrates para llevar tus redes sociales si la persona que tira de los hilos está alejada de lo que quieren tus clientes y seguidores”, comentó Sophia Amorouso.

 

 

La empresa logró cambiar totalmente su estrategia en Redes Sociales, compartiendo su inventario y sus novedades para mantener siempre un contacto directo con las clientas.

 

Tanto en su sitio web como en sus páginas de redes sociales, Nasty Gal siempre ha sido coherente y se ha mantenido a lo largo del tiempo destacándose por su diseño atrevido y fuera de lo normal.

 

 

 

Para Amorouso, lo más importante ha sido siempre mantener el sello y los detalles más mínimos. Por esto, incluso el tipo de modelos utilizadas en las campañas debían ser “Nasty Gals”: mujeres no necesariamente tan delgadas, sino ‘reales’ y que expresaran el estilo de vida detrás de la marca.

 

 

Su creadora cree que lo más importante al momento de hacer crecer una marca, es retribuir siempre a la fidelidad de los clientes. La marca debe ser construida basados en ellos y no en torno a ellos. Ésa es la manera más eficiente de conseguir clientes que confíen siempre en la marca y lograr un buen posicionamiento de ésta.

 

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